No apaguemos el fuego del amor

No apaguemos el fuego del amor

Rosario García Naranjo

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Amarse es una historia viva. El relato más profundo del vivir. Cada familia escribe su historia. La vida de su hogar es su historia de amor como esposos y padres, además con sus hijos y éstos como hermanos. Estos relatos de amor ocupan el centro del hogar. Una de sus páginas más acogedoras y tiernas es la mesa festiva dentro de la casa serena.

Fragmento Original

“Atravesemos entonces el umbral de esta casa serena, con su familia sentada en torno a la mesa festiva, En el centro encontramos la pareja del padre y de la madre con toda su historia de amor” (La alegría del amor, n.9)

Comentario

La casa serena y la mesa festiva no están dentro de una foto, después de la cual puede esfumarse la escena. Tampoco aparecen de repente como por arte magia. Las dos son parte de una historia, de una vida entera y compleja que se está construyendo de manera constante y real. Este relato cuenta el amor de los protagonistas –padre y madre– y del que “la casa festiva” y “la mesa serena” son escenas entrañables y constantes.  Son las paredes maestras de un “hogar”. Por eso los esposos y padres son su “fuego” central.  El núcleo que irradia la calidez del amor.

Esa “casa serena” se fue construyendo día tras día con la entrega de ambos, del uno al otro y de ellos a los hijos. Una entrega hecha de pequeños detalles cotidianos, momentos de esfuerzo, de sacrificio a veces tan discretos como abnegados, pero que, sumados, han hecho posible que su casa sea serena y que su mesa sea festiva. ¿Qué energías lo han ido haciendo realidad? Las del amarse y su especial alegría, tan cálida, tierna y acogedora para todos, tan de verdad y buena cuando es fiel y perseverante.

Temáticas: Amor conyugal