Amor hasta el infinito y más allá

Amor hasta el infinito y más allá

Mariela García

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La gran aventura de la vida es interior. De las intimidades humanas, la más grandiosa es lograr amar más y mejor. Nuestros amores por excelencia son nuestros familiares. Los padres, madres, hermanos y abuelos que recibimos al nacer. El esposo y esposa con quien nos unimos al casarnos. Amores y vínculos íntimos capaces de acompañarnos durante toda la vida.

Fragmento Original

“La encarnación del Verbo en una familia humana, en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo. Necesitamos sumergirnos en el misterio del nacimiento de Jesús, en el sí de María…, en el sí de José… Y luego, penetrar en los treinta largos años donde Jesús se ganaba el pan trabajando con sus manos… Este es el misterio de la Navidad y el secreto de Nazaret, lleno de perfume a familia(La alegría del amor, n.65).

Comentario

La familia de Jesús, María y José es el referente vivo en la tierra. Su vida, y en ésta los 30 años de vida oculta de Jesús, son una elocuente y clara invitación a la rigurosa comprensión de la vocación matrimonial y de la vida familiar. Allí la Trinidad nos ha ofrecido a nuestra libertad encarnar el Amor del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo.

En contraste con las predilecciones mundanas, Jesucristo nació en el seno de una familia modesta, en una perdida aldea de Galilea, y en la familia de José el carpintero y de una joven llamada María, donde vivió unos treinta años. En ese hogar –donde no había grandeza material, pero sí amores enormes– creció y maduró como aquel “hombre” que, en los relatos de los evangelios, nos conmueve hasta las entrañas por sus revolucionarias enseñanzas acerca del amor sin medida, hasta el punto de darnos su vida.

Si hay alguien, con omnipotente poder de amar y con autoridad de Espíritu para sembrarlo adentro de nuestras familias, es Jesucristo. Hagámoslo nuestro aliado y cómplice íntimo en nuestras batallas y luchas, en nuestras victorias y derrotas. Nadie como Él para comprendernos y alentarnos. Con Él, María y José, nos harán la ruta más clara y despejada. Siempre serán luz al final del túnel y nos harán capaces de lo insospechado en nuestro propósito de amar más y mejor aquí en la tierra como antesala al cielo.

El misterio de Nazaret es garantía para que no te pierdas, ni te disperses, para que no te equivoques de lugar. Mira con esa luz tierna a tu gente y tu hogar. Se acaban las rutinas, resplandece lo cotidiano. Es en casa, con los nuestros, donde nos jugamos amar de veras…, como hizo Jesús.

Temáticas: Amor conyugal