Una oración cariñosa

Una oración cariñosa

Mariana Stevenazzi

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¿Quieres una inspiración y una fuerza especial en tu amor conyugal? Pon a Jesucristo de cómplice. Mejor. Invitadle juntos.

Fragmento Original

Pero no hay que dejar de invitar a crear espacios semanales de oración familiar, porque “la familia que reza unida, permanece unida”. (La alegría del amor, n.227)

Comentario

Recuerdo cuando de pequeña nos reuníamos los domingos a rezar el rosario en familia. Al principio sólo acompañaba, poco entendía esa repetición de avemarías, pero me quedaba claro algo: era un cariño que mis padres querían que tuviéramos a la Virgen María. Allí estaba ella, siempre en el centro, y yo que, casi sin saberlo, ya empezaba a rezarle con mi mirada y mi silencio. Poco a poco mi oración fue más consciente y hoy puedo comprobar el poder de esa oración familiar perseverante y cariñosa. Sin duda ha sido ese espacio de oración una fuente de fuerte unión familiar.

¡Pruébalo en tu matrimonio! ¡No arriesgas, ni pierdes nada! Ganas un nuevo espacio y tiempo, con tu marido o mujer, de una dimensión íntima enorme, de un acercamiento suave y profundo, de una complicidad de la Virgen María que, como en Caná de Galilea, os traerá con sobreabundancia el mejor vino, es decir, el amor maduro, compartido, fuerte, sabroso y alegre.

Temáticas: Espiritualidad