¿Cuál es la espiritualidad propia de la familia? Está adentro, no afuera. Está en cada uno de sus amores familiares. Si los vives con autenticidad, allí adentro te encuentras con Dios Trino.
Fragmento Original
“Hoy podemos decir también que la Trinidad está presente en el templo de la comunión matrimonial…” (La alegría del amor, n.314) “La presencia del Señor habita en la familia real y concreta, con todos sus sufrimientos, luchas, alegrías e intentos cotidianos… Si el amor anima esa autenticidad, el Señor reina allí con su gozo y su paz. La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos. En esa variedad de dones y de encuentros que maduran la comunión, Dios tiene su morada. Esa entrega asocia a la vez lo humano y lo divino, porque está llena del amor de Dios. En definitiva, la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino” (n.315).
Comentario
La espiritualidad de la familia está dentro de ella misma. No la busques afuera, en otras formas de vida y de amor, para transportarla a la familia, porque supones que ésta no tiene su propio camino de encuentro íntimo con Dios.
¿Qué es una espiritualidad? Un camino de encuentro con el Espíritu de Dios y de encarnación del Espíritu encontrado en tu vida ordinaria y concreta. La espiritualidad de la familia consiste en las entregas, en las acogidas y en los procesos de unión que contienen cada uno de los amores íntimos que vivimos en el seno de la familia. En la lucha incesante por que sean amor de verdad. En la autenticidad con que cada día los esposos viven su unión de amor conyugal: la conservan, la hacen crecer, la restauran lo antes posible de desgastes, erosiones y heridas. Y lo mismo con la verdad amorosa del ser, en cada aquí y ahora, padres y madres, hijos, hermanos, abuelos o nietos. Dios Trino está adentro de estos amores.
Cuando vivimos los amores, que son nuestro matrimonio y nuestra familia, nos encontramos con Dios Trino y Creador. Realizamos, entonces, el sueño de amor de Dios para el ser humano.
La espiritualidad de los esposos es vivir su vínculo de amor en cada momento concreto. De este modo, mediante cada uno de sus vínculos amorosos, la misma familia, basada en la unión de amor conyugal, al vivir la verdad y fidelidad de sus amores es templo de Dios Trino, se hace íntima cómplice y comparte con el Espíritu de Dios el amor de la Creación. Así “divinizamos” este mundo, esto es, lo “espiritualizamos” con aquel Espíritu de Dios con que su Amor creó el ser humano, varón y mujer, y les selló adentro el amor de la una caro. En este sentido, la familia de fundación matrimonial encarna el espíritu laico, es decir, la consagración a Dios Trino del mundo desde dentro del mismo.