Solo Dios conoce nuestro corazón

Solo Dios conoce nuestro corazón

Rosario García Naranjo

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Solamente Dios conoce en toda su profundidad cada alma humana. No hemos sido llamados a sustituirle en ese conocimiento y juicio. Hemos sido llamados a atender, ayudar y levantar a cada prójimo en concreto.

Fragmento Original

“Es mezquino detenerse sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano” (La alegría del amor, n. 304)

Comentario

El hecho de que una persona viva o no de acuerdo a las normas morales no basta para calificar la fidelidad de una persona a Dios. Sólo Dios conoce nuestros corazones. Sólo Él conoce realmente el dolor que puede tener una persona que no vive de acuerdo a su ley y sólo Él conoce la lucha interior de esa persona para poder volver a encontrar el camino.

Inés y Marcos se casaron hace veinte años, después de un noviazgo de diez años. Al principio se les veía muy felices hasta que Marcos comenzó a cambiar. Se volvió malcriado con Inés y con su familia. Las discusiones eran cada vez más frecuentes y con tonos cada vez más altos. Parecía como si Marcos fuera otra persona o como si hubiera estado fingiendo durante los años de noviazgo y que una vez casado se había sacado el antifaz. La violencia del maltrato se hizo una crónica ordinaria. Inés se vio destruida y se separó de él. Tres años después Inés conoció a Ricardo. Comenzaron a salir. Para Inés esto significó una disyuntiva muy grande. Ella es creyente. Siempre estuvo cerca de la iglesia y precisamente ella había encontrado en Dios la fuerza para soportar la vida tan dura que había tenido mientras estuvo casada con Marcos. Por otro lado, se había enamorado de Ricardo. Él era su oportunidad para ser feliz. Se casaron por lo civil. Estuvieron casados 25 años hasta que Ricardo murió. Siguieron visitando y conversando con el sacerdote que Inés conocía desde joven. Fueron muy felices a pesar de que no pudieron tener hijos. Iban a Misa todos los Domingos. Participaban en actividades de voluntariado y también en la parroquia. Algunas personas se alejaron de ellos porque no estaban casados por la iglesia. Estas personas se equivocaron. Inés y Ricardo eran buenas personas y se amaban como Dios quiere.

Las normas son medios, pues el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado. Las normas son luces generales para no descarriar y para enderezar caminos. Los caminos en general. Pero las normas, de suyo, son genéricas. No contemplan cada camino en particular ni a cada caminante en singular. Sirven para lo que sirven, como faro general, pero no sustituyen ni suprimen el carácter personal del encuentro de cada persona con Jesucristo y el enderezamiento en particular de esa relación interior con Dios. Discernir es ver en concreto cada caso y abrirle los pasos posibles de su particular y personal reencuentro con Dios.

Temáticas: Espiritualidad