¡Pon luz y calor humanos al mundo!
Cada familia, en medio de su realidad particular, puede ser la luz que ilumina sus alrededores. Un hogar cuya calidez y ternuras calientan de humanidad a todo su entorno.
Fragmento Original
“…no queda un estereotipo de la familia ideal, sino un interpelante collage formado por tantas realidades diferentes, colmadas de gozos, dramas y sueños.” (La alegría del amor, n. 57)
Comentario
Vengo de una familia numerosa en la que he podido comprobar que la cantidad de problemas y dificultades no te hacen una peor o mejor familia. La clave no está en huir de los mares de la vida, con sus fuertes vientos y grandes olas. El secreto está en la calidad de la tripulación y de su navío, lo que nos garantiza navegar en cualquier circunstancia de la vida. Es el amor lo que les da la capacidad de unirse, más y más, en las buenas y en las malas.
En las pruebas es donde se fortalecen el amor y la unión. Los problemas no nos deben quitar la esperanza de seguir creciendo como familia. Cuando una familia se ama –y se quiere seguir amando– los problemas, que sin duda se sufren y mucho, se viven como oportunidades de amarse, ayudarse, acompañarse, luchar codo con codo, no desalentarse, darse esperanza y paciencia. Nunca como peleas, reproches y desuniones.