Crear una familia, sostenerla viva y unida, es transformar el mundo. El amor todo lo renueva. Una familia amorosa es la revolución humana más real, profunda y duradera.
Fragmento Original
“…querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con él, es animarse a construir con él, es animarse a jugarse con él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo.” (La alegría del amor, n. 321)
Comentario
El deseo de formar una familia es muy valioso, pero hoy en día algunos lo ven como un proyecto de vida poco ambicioso. Da poco dinero y muchas preocupaciones. Dicen que cuesta mucho esfuerzo para pocas compensaciones. Si tienes un ojo que sólo aprecia intereses, utilidades y provechos egoístas, verás la familia como un mal negocio.
Si tenemos el proyecto de una familia amorosa y fecunda en mente, no nos dejemos amedrentar por quienes lo menosprecian, al contrario, sintámonos orgullosos de ambicionar algo tan elevado y tan sagrado.
También debemos deshacernos de esa visión simplona que ve el formar una familia como un paso más en la vida, como un establecerse que tarde o temprano se dará por mera conveniencia y utilidad. Y mientras tanto hay que darse a la gran vida, antes de que el tiempo de la diversión se termine.
Formar una familia amorosa y luchar por mantenerla viva, es ser parte de un proyecto grande y bueno para toda la humanidad.