Somos seres familiares desde “el principio”. La familia es el sello del modo de ser de la Trinidad puesto en el corazón de la humanidad. Antiguo y Nuevo testamento son historias de amores y familias. La familia de José, María y Jesús es el testimonio culminante. Por eso la Iglesia —que somos todos los bautizados y nuestras historias— es experta en familia.
Fragmento Original
“La Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página” (La alegría del amor, n. 8)
Comentario
San Jerónimo decía que la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo. Pero conocer a Cristo es conocer la familia. Descubrir que somos seres familiares. Ya “en el principio” Dios Creador puso el sello de su imagen y semejanza en hacer varón y mujer al ser humano, y puso en su íntima unión amorosa el vivo reflejo humano de la comunión de amor que es Dios Trino. Dios Redentor se encarnó en el seno de María, la Virgen Madre, casada con José: unos esposos corrientes, buenos y amorosos. Jesucristo nació y creció como “hijo del Hombre”; conviviendo, educándose y madurando su personalidad y misión dentro de una familia. Porque no hay mejor comunidad, más íntima, verdadera y buena en humanidad, que manifieste mejor a Dios y al hombre, que la familia amorosa fundada en el matrimonio. La familia de María y José fue el ámbito de convivencia que Dios escogió para llevar adelante la historia de la salvación.
Con la familia de Nazaret —que renueva la familia de Adán y Eva—, todas nuestras familias tienen en su seno el sello de Dios Trino y todas son llamadas a compartir —con Jesús, María y José— la responsabilidad de redimir y salvar: ¡también tu familia! Nuestra arma, que a todas desarma, es la verdad y bondad de los amores familiares.
En la Iglesia hay un compromiso esencial con el destino de las familias. Creo que difícilmente se puede encontrar una institución capaz de hablar de la familia como habla la Iglesia. Pablo VI decía que la Iglesia es “experta en humanidad”. No me cabe la menor duda de que igualmente es “experta en familia”. Vale la pena escucharla. Prueba leyéndote “La alegría del amor” del Papa Francisco.