¿Quieres una sociedad humanizada? Ponle dentro familias amorosas, fuertes y sólidas.
Fragmento Original
“Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de los pueblos y ciudades” (La alegría del amor, n. 52)
Comentario
Existe una abundante evidencia social que demuestra el impacto positivo que producen los matrimonios estables y las familias cuyos hogares son amorosos, cálidos y acogedores para todos sus miembros. Sin embargo, no se legisla a su favor. ¿Por qué los partidos políticos, y los poderes públicos, no promueven a la familia estable y fuerte? ¿Por qué algunos de esos poderes, incluso, se muestran contrarios?
Son las preguntas del millón… Las respuestas reales –no las manipuladas por intereses políticos, sectarios y economicistas– son oscuras, sectarias, ideológicas. Nos quieren hacer ver que “no pasa nada” o bien “la gente es más libre” si la familia fundada en un matrimonio estable y fuerte pasa a ser cosa marginal, un asunto arcaico y desprestigiado. Es una gran mentira.
El desarrollo de las sociedades debe tener como centro y fin, el desarrollo de la persona, para que sea auténticamente humano. Y es la familia, aquella estructura natural y social que es primaria, donde el hombre se humaniza, porque aprende lo más elevado del ser humano: amar y ser amado sin condiciones desde que nace y para toda su vida.