Las malas acciones tienen consecuencias

Las malas acciones tienen consecuencias

Carlos E. Guillén

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¿Cómo saber si un tipo es inmaduro, egoísta y peligroso? Si no le importa actuar malignamente, si sólo le interesa su propia satisfacción y no está dispuesto a responsabilizarse del daño que causa a los demás.

Fragmento Original

“Asimismo, es indispensable sensibilizar al niño o al adolescente para que advierta que las malas acciones tienen consecuencias. Hay que despertar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de dolerse por su sufrimiento cuando se le ha hecho daño” (La alegría del amor, n. 268)

Comentario

¡Atención al mal comportamiento de un menor! No podemos tener un ojo simplón y en una única dirección. Un poco de perspectiva, para poder apreciar todo su contexto.

Las malas acciones –y más en un niño y un adolescente– tienen consecuencias y hay que responsabilizarlos por ellas. Pero las malas acciones tienen también causas, y no pocas veces los que deben responsabilizarse de ellas son los padres. Si hay que corregir, con el fin de enderezar la conducta, tal vez tengamos que podar algunas ramas al hijo, y sanar algunas raíces en los padres.

En algunos casos, hijos que sufren en el hogar, hacen sufrir a otros en la escuela.

Quien haya trabajado como profesor de colegio, como buen profesor, sabe descubrir detrás de tantos malos comportamientos auténticas peticiones de ayuda, de atención. Detrás de una conducta distraída, o agresiva, etc. se esconden muchos dramas familiares, muchos sufrimientos frente a los que el niño no tiene ninguna defensa y ninguna pista del sentido que puedan tener. Quiero decir que no todo se resuelve a base de llamadas de atención y de castigos. A veces, la llamada de atención la tendríamos que recibir más bien los adultos: “Deja de hacer eso que estás haciendo mal y que está afectando a tus chicos”.

Temáticas: Educación familiar