Lucha para que el modelo social y económico te facilite los espacios y tiempos que necesita tu familia. Tienes un derecho fundamental a exigirlo por las funciones sociales estratégicas que tu familia aporta a esa sociedad. Pero exige lo que cumples en tu hogar. Ningún Estado ni empresa, por favorable que sea, puede sustituirte dentro del hogar como esposo/a, como padre o madre.
Fragmento Original
“La función educativa (de la familia), se ve dificultada, entre otras causas, porque los padres llegan a su casa cansados y sin ganas de conversar, en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos, y crece una gran variedad de ofertas de distracción además de la adicción a la televisión”. (La alegría del amor, n.50)
Comentario
Exige a la sociedad y a las empresas que se organicen de modo que, como esposo y padre, puedas tener los espacios y tiempos que necesita la vida familiar. Pero no te traiciones a ti mismo. Porque no puede esperar de “afuera” que pongan tu presencia, tu educación y tu amor. La verdad de una familia, viviendo lo que ha de ser, es una revolución social. No dejes que a tu familia la aplaste el “mercado”, el modelo consumista, una sociedad deshumanizada que solo busca beneficios y lucros de unos pocos, los potentados.
Todo lo que justifique la falta de un proyecto educativo familiar son excusas. Si la familia es lo que más importa en tu vida, entonces habrá que sacar tiempo y ganas aún donde parece no haber. El ejemplo de comer o cenar juntos es muy práctico y simple de implementar. El momento de la comida puede ser muy enriquecedor para compartir y dialogar, no podemos desaprovecharlo y mucho menos invadirlo con la televisión o los celulares. Es esencial compartir juntos espacios y tiempos familiares. Una práctica que recomiendo es “no aparatos electrónicos a la hora de comer”. Podemos sorprendernos de los frutos que traerá esta simple acción.