La ayuda de Dios en el matrimonio

La ayuda de Dios en el matrimonio

Rosario García Naranjo

EspañolEspañol | English English

Si el matrimonio hace a los dos esposos “una sola carne”, la unión humana más íntima, es porque Dios le infundió la imagen y semejanza de su propio Amor, el que une al Padre con el Hijo en el Espíritu Santo. Los esposos, al amarse, abren la escena de encarnar en su vida corriente la fuente originaria de su amor conyugal, que es la comunión de Dios Trino.

Fragmento Original

“… cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor. Nadie más puede pretender tomar posesión de la intimidad más personal y secreta del ser amado y sólo él puede ocupar el centro de su vida. (…)  el espacio exclusivo que cada uno de los cónyuges reserva a su trato solitario con Dios, no sólo permite sanar las heridas de la convivencia, sino que posibilita encontrar en el amor de Dios el sentido de la propia existencia”. (La alegría del amor, n. 320)

Comentario

Laura y Carlos se han casado hace dos meses. Carlos no va a Misa, pero Laura sí. Antes del matrimonio ambos acordaron que organizarían los domingos de manera que Laura pudiera ir a Misa, pero Carlos ha comenzado a poner dificultades: “Vamos primero al paseo y de regreso puedes ir a Misa.” O: “Por qué tenemos que retrasar los planes para que tú puedas ir a Misa? “. Laura decidió hablar con él: “en este tema no voy a ceder. La felicidad que estamos comenzando a vivir se la debemos en primer lugar a Dios. ¿Te has puesto a pensar en que por Él los dos estamos en este mundo? ¿En todo lo que nos da cada día y por lo que tenemos que agradecer? Si no quieres ir a Misa por lo menos para agradecer a Dios todo lo que recibes de Él, por lo menos respeta mi decisión de ir los Domingos. Además, te digo una cosa: me apena que tú no quieras acompañarme, que no quieras comprender la ayuda que cada Domingo podríamos recibir para nuestro matrimonio por partida doble y no solo de parte mía. “