Paternidad: amor incondicional

Paternidad: amor incondicional

Rosario García Naranjo

EspañolEspañol | English English

Ocurra lo que ocurra, conserva la confianza y el trato afectivo con tus hijos. Ocurra lo que ocurra, un hijo necesita saber que “tiene” a sus padres, que puede volver a “su casa”. ¿Su casa? Sí, al “corazón” amoroso de sus padres, cuyas puertas están siempre abiertas. Ese corazón cálido es refugio que todo hijo -más cuando es padre de sus propios hijos-, lleva siempre adentro.

Fragmento Original

“El desarrollo afectivo y ético de una persona requiere de una experiencia fundamental: creer que los propios padres son dignos de confianza. Esto constituye una responsabilidad educativa: generar confianza en los hijos con el afecto y el testimonio, inspirar en ellos un amoroso respeto.” (La alegría del amor, n. 263)

Comentario

El amor de los padres a cada hijo es incondicional. De una forma experimentable para los hijos, procura separar siempre esa constante incondicionalidad del amor a sus personas, respecto de las discrepancias surgidas en la educación, en las conductas, en los errores y derivas.  Los hijos tienen derecho y necesidad de “poder volver” de los malos pasos. De los pequeños y de los grandes. La fuerza que más atrae ese volver es el calor y la ternura del amor de los padres.  ¿No es ésta la experiencia y lección en la parábola del padre del hijo pródigo?

Pedro comenta: “siempre he tenido mucha confianza en mis padres. Hasta ahora que ya terminé la carrera les cuento muchas cosas cuando necesito un consejo o simplemente que me escuchen”. ¿Qué llevó a Pedro a sentir esa confianza en sus padres?

El responde: “Por varias razones: primero porque yo sabía que se interesaban por mí, por lo que me había ocurrido en el día, como si no les aburriera el que yo les contara una y otra vez casi lo mismo. Ellos me prestaban atención como si fuera la primera vez. Luego porque veía a ambos trabajar con dedicación, con seriedad, veía que se preocupaban en apoyar a familiares enfermos o que tuvieran alguna necesidad, que eran buenos amigos con sus amigos, que no hablaban mal de ellos, que pedía perdón cuando se equivocaban, que sabían corregirme con cariño cuando lo necesitaba. En una frase: porque desde siempre me he sentido querido por ellos y porque me dieron ejemplo de valores hechos vida, por eso confío en ellos.”

Temáticas: Incondicionalidad