El amor es origen de la vida

El amor es origen de la vida

Rosario García Naranjo

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El amor es fecundo. ¿Por qué? Porque el amor es vida y todo lo reaviva. Los hijos no son un añadido al amor conyugal, brotan de él mismo. Negar al amor su fecundidad es mutilarlo.

Fragmento Original

“El niño que llega “no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los esposos: brota del corazón mismo de ese don recíproco, del que es fruto y cumplimiento”. No aparece como el final de un proceso, sino que está presente desde el inicio del amor como una característica esencial que no puede ser negada sin mutilar al mismo amor”. (La alegría del amor, n. 80)

Comentario

Cuando estaba en la universidad asistí con unas amigas a una conferencia que dio una pintora renombrada. Teníamos mucho interés en escucharla. Entre las cosas que dijo fue que ella y su esposo no habían querido tener hijos. Terminada la conferencia a mis amigas y a mí nos quedó una sensación de desconcierto, de tristeza y de vacío: ¿No ha querido tener hijos? Y eso ¿Por amor? ¿Qué amor, para ser, ha de negar a sus hijos? Si algo tiene el amor, tan propio e insuperable, es que da vida, que es vida, que la pone en todo. Nunca es muerte, si es amor.

Me quedé perpleja porque siempre pensé que a los hijos los tenemos físicamente cuando nacen, pero están presentes en nuestros sueños desde el inicio del amor. Tan presentes que se piensan desde el primer amor. Desde el primer amor queremos no sólo que este amor sea para siempre, que nos vamos a casar, sino que también soñamos cómo van a ser nuestros hijos, qué color de ojos o de cabellos tendrían, qué contextura podrían tener. No me equivocaba en esos sentimientos y certezas. La que estaba en un error era la conferenciante.

Negar la fecundidad del amor es negar el amor mismo, un amor mutilado, que se castra a sí mismo, ya no es amor.  Mi maternidad forma parte de mi feminidad, la que entera y sincera entrego a mi esposo y él me corresponde con igual amor entero y sincero de sí mismo, del que forma parte su paternidad. De ese amor de unión nacen los hijos. No unos engendrados biológicos, sino los “hijos”: los amados incondicionalmente por su “padre” y “madre” desde su concepción hasta más allá de su muerte.  Porque “padre”, “madre” e “hijo” son nombres del amor, no de la mera biogenética.

Temáticas: Fecundidad del amor