Somos uno para el otro

Somos uno para el otro

Rosario García Naranjo

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Los esposos se protegen uno al otro. Reservan su intimidad y desnudeces en exclusiva para sí mismos. Evitan dejar al otro a la intemperie. No le critican a sus espaldas. Eso es parte esencial de su lealtad y fidelidad conyugal. Marido y mujer son el uno del otro. De nadie más.

Fragmento Original

“Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen. Pero no solo es un gesto externo, sino que brota de una actitud interna”. (La alegría del amor, n.113)

Comentario

Yo quiero a mi esposo y para mí es mi ídolo, lo máximo. No quiero sus errores ni sus defectos, pero lo quiero a él con sus errores y con sus defectos. Ese cariño lo demuestro también al hablar de él siempre bien, aunque se equivoque. No podré alegrarme de sus errores, pero los pondré entre paréntesis para hablar a solas con él sobre ellos. Jamás le dejare en público al descubierto, sin mi protección. Antes muerta que criticarle a sus espaldas, buscando el apoyo y la complicidad ajena.

Más aún con mis hijos. Para ellos su padre es también lo máximo. A medida que se hacen adultos, nos ven los defectos, se dan cuenta de los errores y limitaciones, pero que yo les enseñé a cubrirlos, para desvelarlos a solas con él. Así, sin humillarle ante los demás, es posible ayudarle a mejorarse. Si a solas se hace, y con patente trato amoroso, se le abre la oportunidad de ser él mismo, y no los demás y ante los demás, el autor de su propia corrección y mejora.

Somos el uno del otro. Los guardianes protectores el uno del otro. Es parte medular de nuestra lealtad y fidelidad. Y la seguridad en serlo, es la fuente que nos da confianza y compañía íntimas.

Temáticas: Ayuda mutua