El amor a lo largo de los años

El amor a lo largo de los años

Susana Mosquera

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Somos una fascinante combinación de luces y sombras. Precisamente así, con nuestros defectos y con nuestras virtudes, somos capaces de amar y ser amados. Cuanto más luchamos por amarnos, más luz ponemos a nuestras sombras.

Fragmento Original

“Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen. Pero no es sólo un gesto externo, sino que brota de una actitud interna. Tampoco es la ingenuidad de quien pretende no ver las dificultades y los puntos débiles del otro, sino una amplitud de miras de quien coloca esas debilidades y errores en su contexto. Recuerda que esos defectos son sólo una parte, no son la totalidad del ser del otro. Un hecho desagradable en la relación no es la totalidad de la relación. Entonces se puede aceptar con sencillez que todos somos una compleja combinación de luces y de sombras”.  (La alegría del amor, n. 113)

Comentario

Todos tenemos en mente la imagen, idealizada muchas veces por la publicidad y el cine, de dos ancianos que se acompañan desde y para toda la vida.  Tal vez, esos medios nos quieren transmitir una visión utópica del amor humano. Es una imagen, no la realidad. ¿Y cuál es la verdad real?

La verdad real, cuando vemos a dos ancianos que se aman, es la de dos personas que han llegado a esa etapa de su matrimonio gracias a la capacidad para ver detrás de los defectos propios y ajenos, que han leído “la letra pequeña” de ese pacto complejo que fundó su matrimonio.

Esa pareja ha llegado hasta ahí porque ha sido capaz de afrontar momentos felices y tristes, dificultades y éxitos, enfermedades y muertes, sin perder el buen humor y la alegría, apostando por la familia, integrando en ella a los nuevos miembros, y generando desde ese hogar un foco de paz y calma que alcanza a vecinos y amigos. Es la verdadera realidad del amor veterano

Lo increíble es que eso lo han hecho dos personas normales, con virtudes y defectos. Un marido cascarrabias, que protesta a la hora de la comida, pero que se termina hasta el último bocado, sea su esposa buena o mala cocinera… porque en su interior reconoce que su enfado no es por el guiso, sino por cosas de su profesión, y al fin se contiene, sonríe, alivia su tensión, en vez de hacer un drama.

Una esposa, con un carácter introvertido y tímido, que no siempre se hace entender, cuya inseguridad podría resultar incluso arisca, pero que nunca olvida cuidar los detalles y gustos de las personas que la rodean. Y amándoles, poco a poco aprende a confiarse, a comunicarse sin temores, a sentirse más segura.

Tengo en mi vida esta experiencia. No es fácil, pero es buena. A veces es dura, pero siempre te compensa y da frutos. Un matrimonio, en fin, que aprende a amoldarse entre sí de tal modo que cuando uno falta, el otro pierde el punto de apoyo y se cae. Vistos por separado son seres imperfectos, pero unidos en matrimonio lograron complementarse en medida importante y dieron ejemplo de unión a quienes los conocieron. Porque supieron ver más allá de los mutuos defectos del carácter, y en vez de obsesionarse con ellos y agrandarlos, supieron minimizarlos y dar prioridad a su unión, compañía y confianza íntimas. Hay una inteligencia en el amor verdadero. Y de este modo se navegaron con las virtudes, para no irse a pique por sus defectos.

Por eso, la imagen idílica de los dos ancianos sentados en el banco del parque no es suficiente para contarnos todo lo que esconde de vida vivida con esfuerzo conjunto para llegar al éxito final. Creer que para llegar solo hace falta dejar que pasen los años es un error. No es por viejas sino por sólidas por lo que se mantienen en pie las construcciones antiguas. Lo mismo la unión de amor.

El mejor negocio de tu vida, si estás casado, es la vida de tu matrimonio. Eso significa ayudarse uno al otro, con confianza y sentido del humor, a construirse una unión cada vez más profunda y fuerte. No lo esperes de la simple acumulación de cumpleaños. No lo lograrás a solas y por tu cuenta. Hacedlo juntos, ayudándoos mutuamente, con paciencia en los días buenos y en los malos, sin defraudarse, ni traicionarse, sin abandonarse el uno al otro. Juntos es el secreto. La unión hace la fuerza.

Temáticas: Ayuda mutua