¿Cuál es la emoción más viva de la persona? Aquella que nunca se marchita; la alegría de amar.
Fragmento Original
“La alegría del amor…” (Primeras palabras que titulan la Exhortación apostólica sobre el amor del Papa Francisco, n.1)
Comentario
Con una intención muy precisa el Papa Francisco ha elegido el título de la exhortación: “La alegría del amor”. Con él, define el sentimiento más radical del espíritu de la persona. Lejos de lo efímero y temporal, identifica la raíz del sentido del vivir, de la paz y libertad interiores, de la perseverancia y fidelidad del don amoroso frente al cambio, la rutina, los desgastes, las contradicciones, los dolores y los desánimos.
Fuimos creados por amor y para amar por Dios. Fuimos creados así para ser imagen del Amor con que la Trinidad vive consigo misma. Esta es la razón última de la alegría del amor: que cada uno de nosotros ha sido creado y llamado a la Vida del Amor. La que nunca muere, la que siempre permanece. La que puede crecer sin fin. Porque es la Vida de Dios sellada en nuestra naturaleza humana. Esta forma de ser y convivir, por y para amar, ha sido ofrecida a nuestra libertad. Porque el amor no lo impone la fuerza y violencias, ni tampoco lo compra el dinero. Amar se logra desde la libertad y gratuidad en el don de sí a los amados.
Quien logra que su propia persona, masculina o femenina, sea don de sí y acogida en sí para sus amados… recibe adentro, en su más profunda intimidad, una fuente de “agua viva”. Aflorando desde lo más hondo, nos infunde la alegría radical, la del amor. Ella tiene el poder de sobreponerse a las dificultades, de iluminar las oscuridades y sufrimientos, y darnos, bajo cualquier circunstancia adversa, poderosas razones para vivir.