El amor bueno es fiel

El amor bueno es fiel

Mariana Stevenazzi

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¿Por qué somos el uno del otro?  Porque nos amamos enteros y sinceros.  Siéndonos fieles y leales protegemos el buen nombre, el honor y la intimidad de nuestro matrimonio. Nos damos confianza y compañía íntimas.

Fragmento Original

“Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen.” (La alegría del amor, n.113)

Comentario

Con tristeza y vergüenza ajena he presenciado muchas veces cómo algunos matrimonios airean en público sus intimidades. Aprovechan una reunión con amigos para desnudar a su pareja, ponerle en evidencia sus defectos o sus limitaciones, y avergonzarle en público cosas privadas. En vez de defender su buen nombre, lo tiran por los suelos. Le critican a sus espaldas. Estas actitudes y otras semejantes son faltas de lealtad. Dañan la imagen y fama del cónyuge. Al mismo tiempo, son deshonor para el desleal que, creyendo quedar bien, deshonra a su propio matrimonio y familia.

El desleal es estúpido, porque lanza piedras contra su propia casa. Y todavía es más estúpido si cree que, denigrando a su pareja, se enaltece a sí mismo. Cuando hace eso, no ama. Si acostumbra a hacerlo siempre, entonces no ha amado nunca.

La deslealtad es madre de las desconfianzas, las sospechas y las suspicacias entre los esposos. Los que se aman de veras, son leales hasta la muerte. Y esa lealtad les da seguridad y confianza íntimas.

Si aprovechamos las ocasiones para subrayar los aspectos positivos del otro, para elogiarle, para defenderle y protegerle, mostrando en público un trato privilegiado, cálido y especial para nuestro esposo/a, reforzaremos nuestra unión, además de disfrutarnos el uno al otro gracias a los gestos de mutua predilección y lealtad.

Es de pura evidencia que tenemos defectos. Eso lo saben todos, porque hasta los más tontos se saben limitados. Lo privado, lo íntimo, lo nuestro, sobre todo los defectos y aquello en lo que no acabamos de funcionar bien, nos lo guardamos para nosotros, para conversarlo con respeto, cariño y paciencia, demostrándonos ganas de encontrar las soluciones. Somos leales uno con otra protegiendo nuestra intimidad. Cuando ambos lo hacemos, nos unimos más, con mayor confianza, aunque no hayamos todavía encontrado la solución a un problema o la salida a un mal paso.

El amor bueno, el leal, es capaz de digerir hasta nuestros malos guisos.

Temáticas: Ayuda mutua