Aprendices en el amor toda la vida

Aprendices en el amor toda la vida

Rosario García Naranjo

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Amarse es cosa de inventores, no de anticuarios. El horizonte del amor es siempre el futuro, no el pasado. Y construcción conjunta. No cada quien por su lado.

Fragmento Original

“La mirada se dirige al futuro que hay que construir día a día con la gracia de Dios y, por eso mismo, al cónyuge no se le exige que sea perfecto. Hay que dejar a un lado las ilusiones y aceptarlo como es: inacabado, llamado a crecer, en proceso. Cuando la mirada hacia el cónyuge es constantemente crítica, eso indica que no se ha asumido el matrimonio también como un proyecto de construir juntos, con paciencia, comprensión, tolerancia y generosidad, esto lleva a que el amor sea sustituido poco a poco por una mirada inquisidora e implacable, por el control de los méritos y derechos de cada uno…” (La alegría del amor, n. 218)

Comentario

Carla y Ricardo se han casado hace cuatro meses. Carla comenta: “estoy preocupada porque hay semanas en la que discutimos mucho. Nos hemos distribuido las tareas de la casa. Para Ricardo todo se tiene que hacer en el día, no tiene en cuenta que trabajo hasta las 6 de la tarde. Además, todo tiene que estar perfecto. Parece un inquisidor. Traslada a casa las maneras del ejecutivo en la empresa. Yo quiero un hogar refugio, tranquilo, donde relajarte. Me tiene cada día más agobiada. ¡Dios! ¡No coincidimos en nada!”

“Calma, Carla –le dice una amiga- eso les pasa a todos los recién casados. No es lo mismo visitar a una persona que vivir con ella. Cuando vives con ella sus defectos son más notorios. Antes, cuando eran novios, se veían por momentos y los defectos podían pasar desapercibidos o podías sobrellevarlos mejor. Convivir las veinticuatro horas es una dimensión nueva, y pide su aprendizaje. Así como pasa contigo pasa con él. Seguramente Ricardo dirá que demoras mucho en hacer las cosas o que no las terminas bien, por ejemplo. Te aconsejo que, en lugar de discutir y luego contármelo a mí, tú y Ricardo anoten día y hora para conversar sobre cómo les ha ido en la semana, sobre tus defectos y los suyos, y cómo entre los dos pueden ayudarse a mejorar en esos puntos hasta que terminen tomándolos a la broma. Es clave que aprovechéis para aprender el arte de conversar entre esposos, entre cómplices íntimos. No sois adversarios, sois aliados.

Otro consejo: en lugar de discutir y criticarse mutuamente, aprender a conocer y respetar al otro, en cuanto distinto, sus gustos, espacios y tiempos; ténganse paciencia, compréndanse, nadie es perfecto, todos estamos para aprender, pasen por alto pequeños detalles sin importancia y repito, apliquen el buen humor a los defectos de cada uno y a lo que les pasa y se pasa. No lo dramaticen y eternicen.”

Y recuerden: “es la primera vez que viven su matrimonio. Son unos aprendices. Y es propio del aprendiz errar y, a la vez, aprender de sus errores. Nadie nació maestro. No se culpen el uno al otro de ser aprendices… y tener que aprender”.

Temáticas: Ayuda mutua