Seguir la huella del amor

Seguir la huella del amor

Rosario García Naranjo

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Se aprende a amar amando.  Y amar es amar a alguien concreto, distinto, identificable, próximo: mi cónyuge, mi padre y mi padre, cada hermano y hermana, mis abuelos, mis nietos… ¿Cómo? Dándose y acogiéndole en lo que nos trae la vida corriente, aquí y ahora, cada día.

Fragmento Original

“Suelen ser muy útiles los grupos de novios y las ofertas de charlas opcionales sobre una variedad de temas que interesan realmente a los jóvenes. No obstante, son indispensables algunos momentos personalizados, porque el principal objetivo es ayudar a cada uno para que aprenda a amar a esta persona concreta con la que pretende compartir toda la vida. Aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento. Todo lo que su familia le aportó debería permitirle aprender de la propia historia y capacitarle para un compromiso pleno y efectivo”. (La alegría del amor, n. 208)

Comentario

Cristina y Andrés se casarán dentro de seis meses y están asistiendo al curso de preparación para novios en su parroquia. Los dos están gratamente sorprendidos por el curso.

Ellos dicen: “nos dan clases teóricas, pero sobre todo, nos han ayudado a comprender mejor nuestro cariño, en cómo proyectamos nuestra vida como matrimonio”. Ellos explican que luego de cada clase, cada uno debe responder a una serie de preguntas sobre cómo ven su vida matrimonial, en perspectiva. Luego deben reunirse para conversar sobre las respuestas que han dado. Responder a esas preguntas les ha hecho, sobretodo, aprender a conversar sobre temas en los que no habían profundizado. A escucharse el uno al otro. Ambos coinciden en que varias de las respuestas las han dado sobre la base de lo que han visto en su casa, en su familia. “Hemos llegado a la conclusión de que queremos que nuestra familia siga las huellas de nuestros padres. Queremos ser felices como ellos.”

A otros novios el curso les ha dado luces y coraje. Tenían miedo, porque en sus hogares había disfunciones, peleas y poca unión. Han descubierto algunas causas. Saben ahora cómo prevenirlas, no equivocarse, no repetir desamores. Y, lo que es mejor, se sienten con coraje y valentía para lograr –juntos y cómplices- que su amor se conserve vivo. Han perdido el miedo a casarse.

Temáticas: Enamoramiento