La fuerza del amor se prueba en la dificultad. ¿Quieres amar de veras? Que sepas que amar trae pruebas. Los que se aman no huyen, las combaten juntos y vencen. ¿Qué ganan? Amarse más y mejor.
Fragmento Original
“…los momentos difíciles y duros de la vida familiar pueden ser muy educativos…, el tiempo de la enfermedad hace crecer la fuerza de los vínculos familiares” (La alegría del amor, n. 277)
Comentario
Es frecuente que dentro del círculo familiar haya ciertos roces y sucedan conflictos entre sus miembros. Quizás nos dejamos llevar por nuestro orgullo, por la tendencia a imponer nuestros puntos de vista, intereses y voluntad. Olvidamos que el tiempo no lo tenemos comprado, que no podemos vivir resentidos con las personas que más amamos. Que el tiempo perdido, echado a la basura, no vuelve.
Muchas veces las pruebas por las que pasamos en familia, como cuando la enfermedad toca la puerta de algún ser querido, nos hacen enfrentar esta realidad y reaccionar, si es que el amor es bueno y hay unión verdadera.
Nos lleva a olvidar nuestras diferencias y nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos por el amor que nos une a ese familiar que está sufriendo. Porque la enfermedad refleja nuestra fragilidad, el hecho de que no somos autosuficientes y necesitamos del otro que con sus cuidados y, sobre todo, con su cariño tierno y cálido nos reconforta.
El amor, probado en la atención a nuestros enfermos, nos enseña que puede dolernos mucho el cuerpo y estar el alma en paz, sin sus sufrimientos ni angustias, gracias a la compañía y las atenciones amorosas.