Comprometerse con el entero futuro del amado, como si fuera el propio, es cosa de audaces. Un desafío y una conquista de un amarse sólo apto para valientes. Es el más glorioso espectáculo humano.
Fragmento Original
“Comprometerse con otro de un modo exclusivo y definitivo siempre tiene una cuota de riesgo y de osada apuesta”. (La alegría del amor, n.132)
Comentario
Es una verdad muy profunda, llena de consuelo, que amarse enteros, sinceros y para siempre, es una enorme conquista. La experiencia humana más gloriosa. Hace falta valentía y audacia. Perderle los miedos, dándose juntos apoyo y confianza para lograrlo. Tenerse aquella lealtad por la que ambos sabemos que ninguno va a rendirse nunca. Aquella fidelidad por la que jamás uno abandonará al otro. Eso es gloria pura. Lo demás palidece.
Me recuerda a quien se estrena como paracaidista. Debe dar ese primer paso para lanzarse al abismo, con la inseguridad y el miedo de que el paracaídas no funcione. Si la apuesta es sincera, si hubo entrenamiento y preparación –eso es el buen noviazgo–, las probabilidades de que el paracaídas se abra son altísimas y la recompensa inigualable. Afrontar el riesgo es la única forma de gozar de sus frutos. La ventaja en amor es que puedes afrontar juntos los riesgos y dificultades. Y al hacerlo juntos, ya estás venciendo el desafío. La unión hace la fuerza. La unión nos hace valientes y audaces, si “a solas” sentíamos miedo de amar.
Juntos podemos. Yo no renuncio al amor glorioso. ¿Y tú?





