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EnglishCuando te casas no terminas, empiezas. El amor renueva lo ordinario y cada día puede ser un escenario creativo, inédito, fascinante. Una nueva página en blanco por escribir. Una oportunidad abierta. Quienes se aman no están atrapados en el pasado. Enterrados en sus rutinas o errores. El amor les da poder de renacer una y otra vez. Amar es ganar futuro nuevo.
Fragmento Original
“…un desafío de la pastoral matrimonial es ayudar a descubrir que el matrimonio no puede entenderse como algo acabado.” (La alegría del amor, n. 218)
Comentario
Fundar un matrimonio es el punto de partida. Una historia nueva que empieza a escribirse en un cuaderno inédito, nuevo, con páginas en blanco. Y lo escriben ambos esposos, juntos, con la tinta de los eventos diarios, con sangre, con sacrificio, con alegrías, con penas, con esfuerzo, con el logro de metas. Y se comunica a los hijos y a las generaciones siguientes.
Y es, si se mira bien, una participación que cambia la historia. Por eso cada matrimonio, si persevera, es una contribución a la historia de la salvación. De una mejor humanidad. Es abrir una cadena a través de los hijos que puede permanecer viva hasta el final de los tiempos.
En la fórmula del consentimiento matrimonial los novios deciden entregar y acoger todo lo que son, sin restricciones, para toda la vida. Es el acto de entrega de amor y de libertad por excelencia en el que comprometen juntos su futuro, a lo que aún no conocen con cierto temor, pero con alegría y deseo que con su amor se superen cualesquiera desgracias y adversidades. El amarse cosecha hasta de “lo malo” una mayor unión y fuerza. Toda una pedagogía de la existencia humana.
